sábado, 25 de enero de 2014

Los cálidos recuerdos de Sara

 Aquella tarde los latidos de Sara se silenciaron en un sueño mucho más profundo.

Todos sus nuevos y viejos amigos se reunieron para velar su cuerpo. Jaime se acercó a la caja de madera donde dormía, suavemente besó su rostro, ella seguía siendo tan dulce y bella como Gene Tierney a quien idolatraba desde su juventud. 

La mirada de Jaime se asemejaba a los ojos de su perro Pipper cada vez que aullaba para que le dejaran entrar en la casa, arañando una y otra vez la puerta del patio, sin rendírse, con esos ojos compasivos que te hablan: “apiádate de mi, aquí hace frío y empieza a llover”, al final entraba lleno de barro meneando la cola de un lado a otro.

Jaime aún la amaba , le ardía la garganta tratando de contener la ansiedad, todas aquellas caricias que trataban de ocultar, en ese momento Carlos posó su mano sobre el hombro de Jaime.

Los dos hombres de su vida se abrazaron, permaneciendo varios minutos inmóviles mirándola, canalizando sus energías en los cálidos recuerdos de Sara.


Para Silvio ... Atardecer en La Tejita, Isla de Tenerife.



1 comentario:

  1. Como siga así alguna lágrima me saltará, hay tanta emocion contenida que menos mal que sé que es ficcion. Besotes y mas besotes Silvia, eres la mejor :-)

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