domingo, 29 de junio de 2014

Por el innegable derecho al orgasmo

Se encontraba completamente desnuda, las sabanas friccionaban sus muslos mientras sus manos se movían a un tiempo en el glorioso arte de llegar al orgasmo en sincronía con el universo, con su energía transmutable en continuo movimiento.

Cuando no podía conciliar el sueño recurría a satisfacer su placer sexual masturbándose, de este modo llegaba a un estado de relajación que poco a poco la apaciguaba en la cama.



“Deberían existir momentos inextinguibles” pensaba cada vez que estiraba las manos y los pies moviéndolas ligeramente como un ángel sobre su nube , como un oso invernando en su cueva, perezoso , disfrutando del calor de su cuerpo, refugiada de los cazadores que ambicionaban su piel.




"En la actualidad más de 70 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de la mutilación genital femenina en África y el Yemen.

Las cifras han aumentado en Europa, Australia, Canadá y los Estados Unidos, principalmente entre los inmigrantes procedentes de África y Asia sudoccidental.

La ablación genital femenina causa daños físicos y psicológicos irreparables llegando a provocar la muerte de las jóvenes.

Infecciones del tracto urinario y aparato reproductor, piedras en la vejiga, partos complicados con una mayor posibilidad de sufrir hemorragias, coitos y menstruaciones dolorosas, susceptibilidad al contagio del VIH, hepatitis... son solamente algunas de las consecuencias de la ablación". 








sábado, 21 de junio de 2014

En Banqueting House

Al admirar las pinturas de Rubens que engalanaban el techo de Banqueting House se acordó de ella.

Abstraído en la divinidad del arte comenzó a escuchar voces cada vez más cercanas. Cuando dejó de examinar las pinturas que recubrían el techo, pudo contemplar como la sala de banquetes comenzaba a llenarse por cientos de nobles personajes ataviados con máscaras y opulentos vestidos.

 El joven arquitecto examinaba atónito su entorno, sin creer lo que sus ojos veían escuchó una dulce voz que le invitaba a tomar asiento. Confuso contempló a la bella joven que le sonreía. Su piel translúcida y sus rosadas mejillas le dejaron aún más absorto.

-     -  Perdóneme… ¿en qué año me encuentro?- preguntó inquieto.

-     -   En 1623.- Le sonrió.

-      -  No es posible, yo …

-      -  Tranquilizese.

-        -Vera… ¿ se trata de una escenificación verdad?.- la miró atemorizado.

-       - Ella le invitó al banquete.

-     -   ¿Quién es ella?.

-      -  La mujer en la que usted pensaba antes de …

El joven arquitecto resoplaba frotándose los ojos.

-        -Ella me dijo que le comunicara que su curiosidad por los mundos internos tenía sus consecuencias…

-        -Pero… no entiendo… ¿Cómo puedo regresar?.

-       - Volverá cuando ella deje de imaginarle aquí.- rio.






      

viernes, 13 de junio de 2014

El tesoro

Cuentan que hace muchos años habitaba en un lejano país del sur un intrépido y valiente pirata  llamado Media Luna.

Media Luna viajaba por todo el mundo, navegaba por los siete mares en busca de galeones perdidos, tierras e islas que conquistar. En una importante batalla en altamar perdió uno de sus ojos quedándole una cicatriz en forma de media luna, desde ese momento fue reconocido y admirado por su bravura y temeridad.

Las conocidas hazañas de Media Luna llegaron a las tierras del norte en donde el Capitán Ojos de Serpiente lideraba uno de los navíos más grandes e importantes del mar adriático. Corroído por la envidia quiso retar a Media Luna a encontrar un antiguo tesoro enterrado en Isla Tortuga, e hizo mandar un bucanero a proponerle tan suculento reto.

Media Luna aceptó y reunió a una partida de más de doscientos piratas sureños.

Rumbo a Isla Tortuga los dos capitanes soñaban con un tesoro de valor incalculable.

Transcurrieron más de dos meses con sus noches y días  interminables, con sus tormentas y tempestades, conviviendo con la locura, la ambición y la codicia hasta que se divisó tierra.

Media Luna y sus secuaces llegaron primero, ansiosos por desenterrar la fortuna tan soñada crearon grupos de partida por toda la isla, de tal forma que no quedara ningún rincón, guarida o cueva sin inspeccionar.

Ojos de Serpiente desembarcó a la segunda noche. Sigilosos los piratas del norte trazaron una emboscada.

Al alba comenzaron su ataque, millones de piedras llovían, piratas del norte y piratas del sur se enfrentaban en una larga lucha por el tesoro.

La batalla se prolongó  todo un día, con sus eternas horas. Al caer la noche solamente quedaban ochenta piratas en pie.

La desesperación y el cansancio se dibujaban en los semblantes de los hombres.

-       - ¡Capitán Ojos de Serpiente esta lucha es inútil, más de la mitad de nuestros hombres han caído!- Se aventuró a gritar Media Luna desde una de las trincheras.

-      -  ¿Y qué es lo que propones?- Preguntó Ojos de Serpiente.

-      -  ¡Abandonar esta batalla y unir a nuestros hombres para encontrar el tesoro, después lo dividiremos en partes iguales!.

Ojos de Serpiente refunfuñó y tras un largo silenció accedió.

Los ochenta piratas se reunieron creando nuevas rondas y partidas de búsqueda.
A la séptima luna uno de los bucaneros gritó:

-       - ¡Lo encontré, lo encontré!.

Los dos capitanes se aproximaron aún desafiantes, querían ser los primeros en abrir el cofre.

-       - ¡Ábralo, Ábralo!-  Vociferó Ojos de Serpiente a Media Luna.

Media Luna se dispuso a abrirlo cuando de repente Ojos de Serpiente le rodeo el cuello con su sable.

-       - ¡El tesoro me pertenece!.

Media  Luna estaba atrapado, había sido engañado.

Cegado por la envidia Ojos de Serpiente ordenó a uno de sus piratas abrir el cofre ante ellos.

-       - ¡Ahora admirarás lo que nunca será tuyo!- Exclamó riendo.

El cofre fue abierto…

Los dos piratas se asombraron al contemplar lo que anidaba en su interior.

El cofre contenía única  y exclusivamente un espejo en el que se podía leer:

“Tu autem thesaurum”. ( “Tú eres el tesoro”).




miércoles, 4 de junio de 2014

Un hombre cautivador


Cierto día se dio cuenta de que su vida era predecible, abusada por la estabilidad, una palabra que había escuchado tantas veces que le repudiaba. Él no quería convertirse en un hombre monótono, autómata, controlado por una inapelable rutina que le convirtiera en artilugio de segunda mano, en baratija de puesto de turistas de algún barrio perdido entre ungüentos de engaños, timas y algún charlatán hipócrita.

Se había convertido en añoranza lo que un día tuvo sin valorarlo, sin apreciarlo desde todos sus ángulos, sin saber detallar si quiera su cualidad más preciada.  Acababa de sufrir un desengaño , aún la amaba, quería cerrar el vínculo que le unía a aquel recuerdo.

Le costó decidir si alejarse era lo correcto pero lo hizo.

Viajó por lugares exóticos, cual peregrino acumulaba experiencias, su curiosidad insaciable le habían bautizado como el “ hombre cautivador”.  Sus hazañas y peripecias hipnotizaban a las mujeres que caían en las redes de la  carismática presencia de un cuerpo joven, curtido  en batallas salvajes, en las que la muerte , siempre plausible en sus historias las hacía enmudecer, despertando en ellas alguna clase de hechizo sexual,  una poderosa fuerza extrasensorial que ardía entre jadeantes gemidos de liberación.

Reverenciaban los pasos de un hombre solitario, una efigie que se desplazaba por la mente de las mujeres , por el dictamen de sus peticiones.