sábado, 14 de diciembre de 2013

"Todo empezó en la sorpresa, en un encuentro casual"


Una chiquita contemplaba risueña el ambiente bohemio de un garito cercano a la playa.

 En sus manos sostenía un mojito de plátano cuando un joven se acercó a saludarla desde el otro lado de la barra.

Ambos se miraron, se hizo el silencio en un segundo. El muchacho guardó la mirada de ella y audaz  se dirigió al ordenador haciendo reproducir la canción que años después conmemoraría  a aquel encuentro.

Así fue como la voz inconfundible de un trovador detuvo el tiempo en ellos.

-       - ¡”Sueño con serpientes”!- gritó emocionada al reconocer la canción.
-         - Yo también sueño con serpientes …

Los dedos del muchacho se desplazaban al ritmo de la guitarra de Silvio por el soporte de madera que les separaba. Ella lo contemplaba curiosa en sus movimientos, sintiendo que podía irse con él lejos de aquel lugar.

 Uno de los camareros insistió para que el joven saliera de la barra.

La chica le preguntó extrañada :
-        - ¿ Pero tú no eras camarero?

Él la sonrió al tiempo que se sentó  en uno de los taburetes frente a ella.

-         - No … yo toco la guitarra.

Se rieron, charlaron de la vida, la música, la noche, los bares, Venezuela …

Al día siguiente la joven tomo su avión de regreso a la península.

 Los dos amantes de Silvio volvieron al mundo real del que se habían alejado por un” breve espacio” sabiendo que aquel “encuentro casual” les había citado con un ángel.

SUEÑO CON SERPIENTES. 
SILVIO RODRIGUEZ.

 “Sueño con serpientes, con serpientes de mar,
con cierto mar, ay, de serpientes sueño yo.
Largas, transparentes, y en sus barrigas llevan
lo que puedan arrebatarle al amor.

Oh, la mato y aparece una mayor,
oh, con mucho más infierno en digestión.

No quepo en su boca. Me trata de tragar
pero se atora con un trébol de mi sien.
Creo que está loca. Le doy de masticar
una paloma y la enveneno de mi bien.

Oh, la mato y aparece una mayor,
oh, con mucho más infierno en digestión.

Esta, al fin, me engulle. Y mientras por su esófago
paseo, voy pensando en qué vendrá.
Pero se destruye cuando llego a su estómago
y planteo con un verso una verdad.

Oh, la mato y aparece una mayor,
oh, con mucho más infierno en digestión”.

Giovanni Battista di Jacopo
"Ángel Músico".



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