Una chiquita contemplaba risueña el
ambiente bohemio de un garito cercano a la playa.
En sus manos sostenía un mojito de plátano cuando
un joven se acercó a saludarla desde el otro lado de la barra.
Ambos se miraron, se hizo el silencio
en un segundo. El muchacho guardó la mirada de ella y audaz se dirigió al ordenador haciendo reproducir la canción
que años después conmemoraría a aquel encuentro.
Así fue como la voz inconfundible
de un trovador detuvo el tiempo en ellos.
- - ¡”Sueño con serpientes”!- gritó emocionada al reconocer la canción.
- - Yo también sueño con serpientes …
Los dedos del muchacho se desplazaban
al ritmo de la guitarra de Silvio por el soporte de madera que les separaba. Ella
lo contemplaba curiosa en sus movimientos, sintiendo que podía irse con él
lejos de aquel lugar.
Uno de los camareros insistió para que el
joven saliera de la barra.
La chica le preguntó extrañada :
- - ¿ Pero tú no eras camarero?
Él la sonrió al tiempo que se
sentó en uno de los taburetes frente a
ella.
- - No … yo toco la guitarra.
Se rieron, charlaron de la vida, la música, la
noche, los bares, Venezuela …
Al día siguiente la joven tomo su
avión de regreso a la península.
Los dos amantes de Silvio volvieron al mundo
real del que se habían alejado por un” breve espacio” sabiendo que aquel “encuentro
casual” les había citado con un ángel.
SUEÑO CON SERPIENTES.
SILVIO RODRIGUEZ.
“Sueño con serpientes, con
serpientes de mar,
con cierto mar, ay, de serpientes
sueño yo.
Largas, transparentes, y en sus
barrigas llevan
lo que puedan arrebatarle al
amor.
Oh, la mato y aparece una mayor,
oh, con mucho más infierno en
digestión.
No quepo en su boca. Me trata de
tragar
pero se atora con un trébol de mi
sien.
Creo que está loca. Le doy de
masticar
una paloma y la enveneno de mi
bien.
Oh, la mato y aparece una mayor,
oh, con mucho más infierno en
digestión.
Esta, al fin, me engulle. Y
mientras por su esófago
paseo, voy pensando en qué
vendrá.
Pero se destruye cuando llego a
su estómago
y planteo con un verso una
verdad.
Oh, la mato y aparece una mayor,
oh, con mucho más infierno en
digestión”.
Giovanni Battista di Jacopo "Ángel Músico". |
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