jueves, 25 de septiembre de 2014

El regalo

Antes de comenzar la lectura...conviene leer el siguiente recodo:

Pupilita, publicado el 17 de agosto de 2014.

PRIMERA PARTE

Guillermo se aferraba a una pistola desintegradora modelo 3000, escondido en el pequeño rincón de los médicos de la clase de párvulos temía que “pantalones sucios” le encontrara. Por un momento creyó mimetizarse entre un montón de muñecos tendidos en hamaquitas, pero “pantalones sucios” le distinguió perfectamente.

El fonendoscopio  junto con los termómetros y bisturís de plástico cayeron sobre su cuerpo cuándo el temible “pantalones sucios” alargó la mano hacia su cabeza. “Ufff por poco…” masculló Guillermo subiendo veloz las escaleras del segundo piso.

Guillermo se ocultó en una clase de niños más mayores, dentro de un armario repleto de escuadras para pizarra, reglas, cartabones, hojas gruesas y alargadas… se encontraba en el aula de plástica. El olor de las láminas pintadas con ceras Mayer le permitió tranquilizarse y pensar en voz muy baja:“ pantalones sucios olió mi miedo, tengo que concentrarme y …” pero sus pensamientos fueron interrumpidos… la silueta horrible de “Pantalones sucios” se dibujaba en el suelo de mármol frio. 

Había llegado el momento de usar la desintegradora 3000. Cerró sus ojos tratando de concentrarse en las pequeñas ondas que debían surgir de la pistola, sin embargo nada salió de ella.

Las gotas de sudor resbalaban por la cara empalidecida de Guillermo cuándo el temible “Pantalones sucios” le halló temblando.

-       - ¡Dame la pistola!- gritó Pantalones sucios.

Guillermo intentaba concentrarse, con los ojos entrecerrados tartamudeaba palabras que había escuchado en películas en las que finalmente un giro inesperado salvaba al protagonista de una muerte segura.

-        -¡Dame la pistola!- grito más fuerte tragándose tres de los suggus que había quitado a dos niños de cuarto curso.

A pesar del miedo sus manos seguían sosteniendo firmemente la 3000.

Una vez más Guillermo observó el sencillo garabato que su tío le había dejado a modo de marca personal junto al gatillo. Fue el mejor regalo de cumpleaños.

De repente Guillermo se elevó en el aire, no era magia, sino las grandes manos grasientas de Pantalones Sucios.

-        -Ahora me darás la pistola.- sonrió maliciosamente.
-        -No, no te la dará.- pronunció una voz agudísima.

Guillermo abrió sus ojos ante el gigante de sexto curso que tiraba de sus pelos sin piedad, la enorme cara  de Pantalones Sucios no le permitía ver quién osaba dirigirse a tal monstruosa criatura.

¿Serían los hombrecillos del sofá? ¿Por qué no funcionaba la desintegradora? ¿Su tío le había mentido? ¿No era esa la verdadera, la que desintegraba…?  muchas preguntas para un sólo segundo de incertidumbre.


Diario secreto de Pulgarcito de Philippe Lechermier y Rébecca Daut






CONTINUARÁ….







1 comentario:

  1. Baya...me cortaste la emoción..... tranquila, esperaré con paciencia el resultado....BESOS *_<

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