sábado, 12 de abril de 2014

La boya

Eran las siete de la tarde de un domingo soleado en la Isla. En la inmensidad del océano flotaba una boya azul, solitaria como él se sentía. Un alma libre a la deriva, quizás no tan desamparado como creía, ya que se daba a las mareas que le marcaban nuevos rumbos, nuevas experiencias, nuevas boyas en las que fijar su mirada inspirando al atardecer.



No hay comentarios:

Publicar un comentario