sábado, 26 de abril de 2014
Los hombres también lloran
La esperaba sentado con la mirada perdida sin saber si la esperanza acumulada le serviría de mucho, las suposiciones le habían llevado al mismo punto donde ahora le nacía un dolor desconocido pero voraz.
Cuando al fin vislumbró su inconfundible silueta entre la multitud volvió a encontrarse suspendido, sin red, con aquella atípica manera en la que un día la miró. Sus ojos centelleaban al verla, era instintivo, algo que apostaba ser fuerte e imperecedero como todas aquellas cosas que en la vida ocurren guiadas por una extraña energía.
Ella lamentaba aquel resplandor en sus ojos, no quería ser motivo de penas ni pesares, había descubierto otras puertas, realidades alejadas de aquel muchacho que aún la amaba.
Los jóvenes hablaron largo tiempo ... el cielo se oscureció como su brillo, la conversación se apago como el sol aquella tarde y en sus ojos vidriosos dos lágrimas resbalaron cuando ella susurró "adiós".
sábado, 12 de abril de 2014
La boya
Eran las siete de la tarde de un domingo soleado en la Isla. En la inmensidad del océano flotaba una boya azul, solitaria como él se sentía. Un alma libre a la deriva, quizás no tan desamparado como creía, ya que se daba a las mareas que le marcaban nuevos rumbos, nuevas experiencias, nuevas boyas en las que fijar su mirada inspirando al atardecer.
sábado, 5 de abril de 2014
Sueños son
Distaba a escasos
metros de él, sin embargo, permaneció anclada en la arena, mirando hacia el
cielo escuchó el íntimo dialogo de dos gaviotas, en ese instante, ambiciono ser
su lenguaje para entender el misterio que rodeaba a aquel hombre.
Era encantador y
poseía una esencia que la hacía ir más allá de su miedo, apaciguaba la marea de
su vida elevándola sin precisar alas, ni hélices, ni escobas o lámparas mágicas
como en los cuentos.
Puede que solamente estuviera soñando, porque la vida dicen
que es sueño y los sueños, sueños son.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)