PARTE 2
Pantalones Sucios había escuchado perfectamente la voz, pero sus manos estaban ocupadas en un
renacuajo que seguía agarrado a su pistola.
-
La pistola desintegradora es mía, solo mía.-
pronunció furioso pantalones sucios.
- - No es tuya.- volvió a decir una vocecita.
De repente un objeto duro impactó en la cabeza del gigante. Enojado,
Pantalones Sucios se dio la vuelta.Una cuadrilla de seres
diminutos esperaba nuevas órdenes para lanzar toda clase de objetos al gigante.
Guillermo, distinguió perfectamente al líder de la curiosa pandilla.
- - Venimos a ayudarte.- anunció el pequeño
camarada.
- - Creí que mi tío me había mentido.- gritó
Guillermo desde lo alto.
- -¡Basta ya de tonterías!- vociferó el gigante.
Un nuevo objeto volátil impactó sobre el ojo de pantalones
sucios. Guillermo se contoneó en el aire, finalmente consiguió escapar.
- -¡Me duele!- expresó Pantalones Sucios frotándose el ojo.
Guillermo agarró firmemente la desintegradora.
- - Es el momento…- le anunció el pequeño capitán .
Cerró con fuerza los ojos, frunció el ceño y apretó el gatillo.
Unas ondas luminosas envolvieron al gigante. La luz potente de
una última onda cegó al grupo.
La luz se atenuó cuando el ensordecedor timbre que daba fin
a las clases repicaba en los oídos de Guillermo.
Ni rastro de Pantalones Sucios, tan solo su ropa tendida en
el suelo, y una decena de caramelos masticables.
Guillermo miró a su alrededor, los hombrecillos también
habían desaparecido. Un intenso olor a
pollo frito revolvió su estómago. Cabizbajo bajó las escaleras y se dirigió hacia la puerta de
salida.
- -¡Guillermo!- exclamó una voz conocida.
Guillermo se lanzó hacia los brazos de su tío.
- -¿Qué ocurre Guillermo?
- - La desintegradora…- gimoteó.
- - ¿La perdiste?
- -Bueno…
- - ¡No importa, buscaremos otra!
- - Pero…- le miró preocupado.
Una marabunta de niños pasó por delante de ellos. Guillermo
y su tío se miraron confusos.
- - Creo que corren hacia el patio… ¿vamos?- le
propuso.
- - Vale.- aceptó Guillermo.
Guillermo aún seguía consternado, ¿cómo explicaría a su tío que había hecho desaparecer a un niño?.
- - ¿No es ese el chico que roba los bocadillos?-
interrogó su tío.
Guillermo alzó la mirada. Asombrado observó a Pantalones
Sucios totalmente desnudo, desorientado, exigiendo que le devolvieran su ropa.
jajajajajaja....buena lección de poderío y humildad que recibió el "machote" de pantalones sucios...muy bueno, me gustó. BESOS *_<
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