viernes, 31 de octubre de 2014

El regalo



PARTE 2

Pantalones Sucios había escuchado perfectamente la voz,  pero sus manos estaban ocupadas en un renacuajo que seguía agarrado a su pistola.

-        La pistola desintegradora es mía, solo mía.- pronunció furioso pantalones sucios.

-      -  No es tuya.- volvió a decir una vocecita.

De repente un objeto duro impactó en la cabeza del gigante. Enojado, Pantalones Sucios se dio la vuelta.Una cuadrilla de seres diminutos esperaba nuevas órdenes para lanzar toda clase de objetos al gigante. Guillermo, distinguió perfectamente al líder de la curiosa pandilla.

-      -  Venimos a ayudarte.- anunció el pequeño camarada.
-       - Creí que mi tío me había mentido.- gritó Guillermo desde lo alto.
-       -¡Basta ya de tonterías!- vociferó el gigante.

Un nuevo objeto volátil impactó sobre el ojo de pantalones sucios. Guillermo se contoneó en el aire, finalmente consiguió escapar.

-        -¡Me duele!- expresó Pantalones Sucios  frotándose el ojo.

Guillermo agarró firmemente la desintegradora.

-       - Es el momento…- le anunció el pequeño capitán .

Cerró con fuerza los ojos, frunció el ceño  y apretó el gatillo.

Unas ondas luminosas envolvieron al gigante. La luz potente de una última onda cegó al grupo.

La luz se atenuó cuando el ensordecedor timbre que daba fin a las clases repicaba en los oídos de Guillermo.

Ni rastro de Pantalones Sucios, tan solo su ropa tendida en el suelo, y una decena de caramelos masticables.

Guillermo miró a su alrededor, los hombrecillos también habían desaparecido. Un intenso olor a pollo frito  revolvió su estómago. Cabizbajo bajó las escaleras y se dirigió hacia la puerta de salida.

-        -¡Guillermo!- exclamó una voz conocida.

Guillermo se lanzó hacia los brazos de su tío.

-        -¿Qué ocurre Guillermo?
-       -   La desintegradora…- gimoteó.
-       - ¿La perdiste?
-       -Bueno…
-        - ¡No importa, buscaremos otra!
-       -   Pero…- le miró preocupado.

Una marabunta de niños pasó por delante de ellos. Guillermo y su tío se miraron confusos.

-       - Creo que corren hacia el patio… ¿vamos?- le propuso.
-       - Vale.- aceptó Guillermo.

Guillermo aún seguía consternado, ¿cómo explicaría a su tío que había hecho desaparecer a un niño?.

-      -   ¿No es ese el chico que roba los bocadillos?- interrogó su tío.

Guillermo alzó la mirada. Asombrado observó a Pantalones Sucios totalmente desnudo, desorientado, exigiendo que le devolvieran su ropa.

-        - ¡Si… el mismo!- rio.


1 comentario:

  1. jajajajajaja....buena lección de poderío y humildad que recibió el "machote" de pantalones sucios...muy bueno, me gustó. BESOS *_<

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